Transporte y minería
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Efectos de la extracción de litio

con University of California, Davis

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Aunque en términos geológicos el litio es abundante, su extracción se concentra mayormente en Australia, Chile, Argentina y China. Por otro lado, la frontera de extracción del litio se ha extendido a nuevas regiones debido al afán de los productores de baterías y vehículos electrónicos por satisfacer la creciente demanda y a los gobiernos, especialmente los de China, Estados Unidos, Europa y Canadá, que incentivan la extracción nacional, expanden las cadenas de suministro nacionales y promueven alianzas geopolíticas que favorecen el comercio de litio y otros «minerales críticos». El resultado es la intensificación de la extracción en los países que encabezan la producción, así como la explotación minera y la exploración en áreas en las que la industria de litio era poca o inexistente.

El litio puede encontrarse en un amplio rango de depósitos: especialmente en roca, tanto dura (pegmatita, conocida comúnmente como espodumena) como blanda (arcilla), y en salmuera (tanto en salinas continentales como en campos geotérmicos). Además, es posible extraer litio del «agua producida», que es un derivado del petróleo y el gas. Todas las minas de litio operativas en la actualidad son de salmuera o roca dura; el resto de los yacimientos (arcillas, geotérmicos y campos petrolíferos) requieren técnicas de extracción que sólo han sido probadas a nivel piloto. Por esa razón, la extracción de litio y los planes de procesado pueden variar mucho, y las nuevas técnicas de extracción implican una gran incertidumbre científica en cuanto a las consecuencias medioambientales de la producción a escala comercial, incluyendo las concernientes al uso de agua y los residuos que quedan en ésta.

Además, el tipo de depósito de litio depende de la composición química que se necesite para la batería. La extracción de yacimientos rocosos libera hidróxido de litio, y la extracción y evaporación de depósitos salinos produce carbonato de litio (aunque éste puede convertirse en hidróxido de litio con procesos adicionales).El hidróxido de litio se puede utilizar en composiciones químicas con alto contenido en níquel que permiten ciclos de autonomía más largos y no precisan cobalto, lo que lo hace más conveniente para fabricantes de baterías y por lo tanto, favorece la extracción de depósitos de roca.

Como en todo tipo de minería, la extracción y el procesado de litio acarrean consecuencias sociales y ecológicas preocupantes. Entre ellas la contaminación, el agotamiento de agua, la pérdida de biodiversidad, y amenazas a los derechos humanos y a medios de vida no-mineros, a la soberanía indígena y a la integridad cultural.

Las amenazas a los derechos humanos y a la soberanía indígena son especialmente relevantes ya que gran parte de la minería existente o potencial se encuentra en tierras indígenas o muy cerca de ellas. Concretamente en EE. UU., el 79 % de los depósitos de litio ocupan 35 millas de reservas indígenas americanas. La minería de litio en tierras indígenas se ha desarrollado omitiendo sustancialmente el Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI), que se basa en un estándar internacional de derechos humanos —la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas—, que reconoce el derecho de los pueblos indígenas a aprobar o detener el avance de proyectos que afecten a sus gentes, a su tierra o al desarrollo de su vida comunitaria. Aunque muchos de los daños causados por la minería pueden mitigarse, la destrucción de tierras sagradas o tribales transforma el entorno de manera permanente.

Estados Unidos

La normativa minera estadounidense es, en general, deficiente, y está muy desfasada. En territorios públicos federales, la minería sigue rigiéndose principalmente por la Ley General de Minería de 1872, que no contiene salvaguardias para el agua o el medio ambiente ni cláusulas para la consulta a los pueblos indígenas, por no hablar del consentimiento. En la actualidad, sólo hay una pequeña mina de litio en funcionamiento en EE. UU., Silver Peak, un yacimiento de salmuera situado en el suroeste de Nevada y gestionado por la Albemarle Corporation, que produce algo menos de 1000 toneladas métricas de litio al año. Sin embargo, el auge de la minería de litio de EE. UU. en tierra sugiere un aumento significativo de la extracción de roca. Casi al final de la administración Trump, a principios de 2021, la Oficina de Administración de Tierras del Departamento del Interior de EE. UU. aprobó un nuevo proyecto masivo de litio en tierras federales arrendadas a unos pocos cientos de kilómetros de distancia, en el condado de Humboldt, al noroeste de Nevada, llamado Thacker Pass. Thacker Pass es el emplazamiento de un gran yacimiento de litio de arcilla blanda. Lithium Nevada, empresa que desarrolla el proyecto y filial de Lithium Americas, afirma que puede producir 30 000 toneladas métricas de litio al año, lo cual, si se tratara de un país, convertiría al proyecto Thacker Pass en el segundo mayor productor de litio del mundo.

La propuesta de extracción minera en Thacker Pass afectaría a más de 2300 hectáreas y duraría unos 41 años; y al final de su ciclo de explotación, la mina a cielo abierto quedaría completamente llena. Una vez en marcha, la explotación minera utilizaría aproximadamente 6,4 millones de metros cúbicos de agua al año (equivalente al consumo de agua de unos 15 000 hogares estadounidenses) de un pozo de aguas subterráneas cercano. Aun empleando tecnología punta, también produciría 270 000 litros de relaves residuales de arcilla a lo largo de su vida útil, que podrían a su vez filtrarse y contaminar el suelo y el agua de la zona.

Este proyecto se ha encontrado con una fuerte resistencia local por parte de diversos grupos (ecologistas, ganaderos y tribus indígenas), ya que no se consultó a las tribus locales ni se realizó una evaluación medioambiental adecuada. Las repercusiones ecológicas reales o potenciales del proyecto Thacker Pass incluyen el agotamiento de las aguas subterráneas, la contaminación y la destrucción del hábitat de especies como el urogallo de las artemisas, el águila real, la trucha degollada de Lahontan y el antílope americano.[6] A las personas que viven de la ganadería les preocupa particularmente que el consumo de agua de la mina repercuta negativamente en el pastoreo de su ganado. Además, existe el grupo Atsa Koodakuh wyh Nuwu (Pueblo de la Montaña Roja), formado por miembros de las tribus Payute y Shoshone del Fuerte McDermitt, que se organizan en contra de esta propuesta a la que llaman Peehee Mu’huh («luna podrida»). Esta zona tiene un significado cultural y espiritual para los miembros de la tribu porque en ella recolectan alimentos tradicionales y plantas medicinales. Peehee Mu’huh es también el lugar de múltiples masacres de indígenas a manos de soldados estadounidenses, incluida la matanza de docenas de payutes en 1865. Se desconoce la ubicación exacta de las tumbas de las víctimas; los documentos disponibles no la especifican. La última masacre indígena registrada en la zona ocurrió en febrero de 1911, cerca de las montañas de Santa Rosa. A diferencia de otros tipos de destrucción, los daños culturales como la profanación de tierras sagradas no pueden mitigarse.

Una coalición de ganaderos (Edward Bartell), grupos indígenas (People of Red Mountain, la tribu Burns Paiute y la colonia india de Reno-Sparks), organizaciones por la justicia climática (Great Basin Resource Watch) y organizaciones medioambientales (Basin and Range Watch y Wildlands Defense) demandaron a la Oficina de Administración de Tierras para detener la mina de Thacker Pass.[8] En febrero de 2023, la sentencia inicial mantuvo la decisión de autorizar la mina y rechazó la mayoría de los argumentos contra ella, pero dictaminó que la Oficina de Administración de Tierras había infringido la ley al autorizar el proyecto en terrenos en disputa sin la ratificación requerida por la legislación minera estadounidense. Sin embargo, el juez no revocó el permiso tal y como había ocurrido en dos otros casos y permitió que la construcción continuara. Tras la sentencia se presentó un requerimiento judicial de emergencia para proteger las tierras afectadas, la biodiversidad y los yacimientos culturales, pero la petición fue rechazada. En marzo de 2023, el tribunal del Noveno Circuito dictaminó que se permitiese el inicio de la construcción, a la espera de que se revisara la apelación de los grupos de justicia medioambiental y de conservación. Las acciones para recurrir la sentencia de marzo de 2023 y detener el proyecto del paso Thacker continúan.

Portugal

Portugal cuenta con las reservas de litio más grandes de Europa. Sin embargo, sus 60 000 toneladas métricas siguen constituyendo una reserva relativamente pequeña en comparación con las reservas de grandes productores como Australia y Chile. En la actualidad, Portugal produce litio de baja calidad para vidrio y cerámica, lo que representa algo menos del 1 % de la producción mundial de litio.

A raíz de la crisis financiera de 2008, Portugal obtuvo unos préstamos de la UE y del Fondo Monetario Internacional que venían acompañados de políticas de ajuste estructural para incentivar la exploración de nuevas posibilidades de extracción y procesamiento de litio; del mismo modo, la Alianza Europea de Baterías y la Alianza de Materias Primas han promovido la extracción entre los estados miembros de la UE, ayudando a coordinar las cadenas de suministro y a garantizar la financiación de proyectos.  La UE quiere disponer de una cadena de suministro más autosuficiente para la transición energética, y el gobierno portugués ha aprobado nuevas prospecciones de litio.

La compañía minera británica Savannah Resources ha propuesto para tal fin la mina de litio de Barroso, en el noreste de Portugal, que es mayor mina de litio de Europa. Pero este proyecto lleva años retrasado debido a la resistencia de la comunidad y a que las evaluaciones medioambientales siguen en curso. La mina de Barroso produciría unos 14 millones de toneladas métricas de relaves a lo largo de 12 años, que quedarían encerrados en residuos rocosos. Si la escombrera se derrumbase, los residuos potencialmente tóxicos podrían fluir a los ríos cercanos. Muchos habitantes de Barroso viven de la tierra, en particular de la agricultura agrosilvopastoril, y este proyecto representa una amenaza directa para su medio ambiente y sus medios de subsistencia. De hecho, la región de Barroso fue declarada «Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial» por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés). La Comunidad Local de Tierras Comunitarias de Covas do Barroso ha presentado una denuncia contra Savannah Resources alegando que la parcela que compraron para la mina es parte de unas tierras que se han mantenido durante mucho tiempo en común, tierras que no se pueden vender y que son gestionadas conjuntamente por los miembros de la comunidad.

Chile

Chile es el segundo productor mundial de litio, sólo por detrás de Australia, con 26 000 toneladas métricas en 2021. En la legislación chilena, la salmuera es considerada como un mineral y no como agua, y la minería está regulada a nivel federal. El litio fue declarado «recurso estratégico» y no concesible en 1979, lo que ha limitado el número de proyectos mineros a los que tienen concesiones anteriores a este cambio legislativo. En la actualidad, hay dos minas de litio a gran escala operativas en el salar de Atacama, explotadas por SQM y Albemarle. Sin embargo, Codelco, la empresa estatal de cobre del país y la Minera Salar Blanco, una empresa conjunta australiano-chileno-canadiense, tienen previsto explotar litio en el salar de Maricunga. El pasado mes de enero, la Corte Suprema de Chile suspendió una licitación para nuevos contratos de litio alegando que la subasta no especificaba territorios concretos y, por tanto, imposibilitaba la consulta previa a los pueblos indígenas; sin embargo, el gobierno progresista de Boric ha hecho planes para crear una empresa estatal para unirse a consorcios con otras compañías extranjeras de litio.

El Salar de Atacama está rodeado de montañas andinas y se encuentra en el desierto de Atacama, el más antiguo y seco del mundo. La extracción de litio en Chile amenaza la salud y la viabilidad de los ecosistemas de Atacama, que son de vital importancia para las comunidades locales y la humanidad en general. Los científicos han identificado recientemente en Atacama plantas adaptadas a las condiciones áridas y genéticamente similares a cultivos alimentarios, lo cual ayudaría enormemente a adaptar la agricultura en un planeta cada vez más caliente.

Los impactos ecológicos de la extracción de salmuera en Chile, en particular su uso del agua, han sido objeto de un creciente escrutinio. A principios de este año, el gobierno chileno demandó a la empresa minera de litio Albemarle (junto con Antofagasta y BHP por sus minas de cobre) por su explotación del acuífero Monturaqui-Negrillar-Tilopozo y su impacto en los ecosistemas circundantes. La otra gran empresa minera de litio que opera en Chile, Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), ha sido objeto de numerosas investigaciones y demandas por infracciones laborales, financieras y medioambientales. Por ejemplo, en 2016 los reguladores chilenos iniciaron sanciones contra SQM por sobreconsumo de agua dulce y salmuera, así como por manipular sus propios sistemas de monitoreo ambiental. En enero de 2019, los reguladores aprobaron un plan de la empresa para adecuar sus operaciones a su contrato y a la legislación chilena. Pero ese mismo año, el Consejo de Pueblos Atacameños (CPA), representando a las 18 comunidades indígenas atacameñas que viven en los alrededores del Salar de Atacama, recurrió con éxito el plan. Su recurso obligó a la empresa a rediseñar el plan por completo, dando lugar a un nuevo compromiso de reducir a la mitad el uso de salmuera y agua, aunque aún está por ver si la empresa alcanzará estos objetivos.

Dado el largo historial de infracciones legislativas por parte de las empresas, la minería del litio se ha enfrentado a la oposición de diversos grupos en Chile. También ha generado graves tensiones y divisiones entre las comunidades indígenas afectadas, debido en gran parte a los recursos económicos que les prometen las empresas.

Argentina

Argentina es el cuarto productor mundial de litio (6200 toneladas métricas en 2021), pero tiene unos 50 proyectos propuestos que podrían aumentar drásticamente su producción y situarla por encima de Chile y China. Al igual que en Chile, la extracción de litio crea tensiones en las comunidades debido a la disyuntiva entre los beneficios económicos y de infraestructuras que ofrecen las empresas (de los que carece el gobierno) frente a los daños sociales y ecológicos que causa la minería, una contradicción de la cual las empresas pueden beneficiarse. La extracción de salmuera amenaza el pastoreo indígena cercano y los humedales únicos rebosantes de importante biodiversidad, incluidas especies como flamencos, «pumas, zorros culpeos, vicuñas [sic], piches llorones, gatos monteses andinos y chinchillas de cola corta en peligro de extinción».

En Argentina, la legislación minera está mayormente descentralizada y varía considerablemente según la provincia. Es el resultado de la desregulación federal derivada del ajuste estructural a principios de la década de 1990, que además ofreció a las empresas incentivos para la explotación minera (antes de eso, los recursos naturales eran propiedad del gobierno federal). Esta «gobernanza localizada» no atiende las preocupaciones de la comunidad hacia los proyectos de extracción de litio; rara vez una empresa minera multinacional y un gobierno provincial o una comunidad indígena están al mismo nivel en términos de negociación.

Se supone que el gobierno argentino, como signatario de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, debe obtener el consentimiento libre, previo e informado (CLPI) de los pueblos indígenas para toda extracción de litio que afecte a sus tierras. Sin embargo, al igual que en otros países, los miembros de las comunidades cercanas a las minas de litio en Argentina no han sido informados debidamente, ni por las empresas ni por los gobiernos, sobre los posibles riesgos e impactos ambientales negativos de estos proyectos. La resistencia a los proyectos de extracción de litio varía considerablemente de una provincia a otra y dentro de una misma provincia, debido a factores como el poder y los recursos de los movimientos indígenas locales, la proximidad a los núcleos de población, y las políticas mineras de los gobiernos provinciales.

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